Cuando se acercan las Navidades, llegan las primeras notas de evaluación, y con ellas en algunas ocasiones los primeros suspensos del curso. Por eso, una mala nota, ¿es difícil de afrontar?. Un suspenso puede llegar a ser muy frustante para algunos menores y para sus padres. No se deben afrontar como un fracaso absoluto. Es cierto que un suspenso indica que algo no ha ido bien en esa asignatura: bien no se ha estudiado suficiente, no se ha estudiado, no se ha comprendido la materia, no se ha trabajado, o hay otros contextos que no han permitido un buen estudio.
Por tanto lo que no se debe es acusar al menor, aunque al principio pueda existir enfado. Hay que buscar el problema que ha causado el suspenso y llegar a la solución más efectiva. Buscar algún culpable como por ejemplo culpar al profesor o culpar al hijo del suspenso es la solución menos útil de todas. Ya que no llegas al origen del problema. Los profesores son personas profesionales, que tratan de valorar a todos por igual ya que ese es su trabajo. Por este motivo y de forma general el suspenso suele ser problema del alumno, algo ha fallado en el proceso de estudio o no estudio del contenido del examen. Y es eso lo que se debe atajar. Obviamente si existiera mala relación con el profesor se debería acudir a una tutoría para ver que ocurre exactamente. Culpar al adulto (profesor) puede resultar un espejo irreal cuando no se ven los problemas reales del niño, que puede necesitar de un profesor de apoyo por ejemplo o simplemente organizarse mejor.
Se debe hablar con el hijo o hija y aunque la primera reacción pueda ser de enfado (no siempre es así y es mejor que no sea así). Preguntar que ha pasado, de forma calmada y pausada. Dejando que hable el menor y nos explique con sus palabras (que pueden ser excusas simplemente) que ha ocurrido. Si son más de un suspenso, es importante mantener la calma y buscar el origen del problema.
La falta de concentración, de atención, interés por la materia, falta de rutinas en el estudio y actitudes desafiantes ante el mismo, suelen ser las principales causas de suspensos. Por tanto con los medios que tenga la familia se puede intentar ayudar a los hijos. En caso de que la familia se vea desbordada académicamente (porque el temario se necesite explicar por otro profesor o persona más capacitada por ejemplo), emocionalmente (por la actitud y/o reacciones del niño u adolescente: no quiere estudiar, no tiene rutinas, tiene mucha ansiedad al estudio, mala actitud, etc), se puede contar con un profesional bien un profesor preparado y llegado el caso la ayuda de un psicólogo especializado.
La ayuda de profesores extra es más común de lo que parece y no siempre es necesario. Basta con poner más rutinas diarias a los hijos en materia de estudio. Estudiar es más aburrido que jugar y salir con los amigos pero debemos instaurar rutinas. La rutina de estudio es fundamental. En caso de no poder llegar a esa rutina, echar mano del profesional que corresponda en cada caso.
El suspenso, debe valorarse como que algo ha fallado, sin dramatizar. Dramatizando creamos un problema mayor, sino ver que hay un problema y se busca la solución. Afrontar de forma adecuada el suspenso ayudará a que próximos exámenes se enfoquen mejor. Sí el hijo no quiere estudiar, enfocar los beneficios que se obtienen a medio plazo como poder acceder a formación profesional, un trabajo mejor, más cultura, etc.
https://moonlightpsychology.com
Email Síguenos – Follow us:
3/08/16 at 10:01
[…] Las malas notas: Cómo afectan las malas notas a la familia. […]
Me gustaMe gusta
11/01/16 at 09:03
[…] Una mala noticia, ¿es difícil de afrontar? […]
Me gustaMe gusta