Hay veces en las que nos encontramos dando vueltas sin parar, pero no nos movemos del sitio. Damos vueltas sin parar y nuestra cabeza parece que se vuelve loca de tanto dar vueltas a alguna cuestión que tenemos en ese momento en la cabeza: un problema, una preocupación, una cita próxima, un trabajo por realizar, algo que decir a la pareja, a los hijos o a un amigo. Estas u otras, pueden ser cuestiones que nos vayan quitando el sueño poco a poco. A todo esto de dar vueltas a algo sin parar mentalmente de pensar lo llamamos rumiación.
La rumiación, es la repetición continua de los mismos pensamientos volviendo de nuevo al punto de partida. Al tener rumiaciones se trata de dejar tener esos pensamientos y a la vez de tenerlos, creando una lucha interior en la persona que tiene rumiaciones.
Pueden aparecer por algún conflicto con otra persona u situación, alguna acción en un trabajo, un examen o una pregunta a la que se haya visto sometida la persona, un problema (pequeño o grande) o cualquier otro tipo de situación. En el momento en el que se producen no sé ha sabido llegar a la mejor solución, o al menos solución más factible para esa persona y ha dejado en el aire otras posibles alternativas dando lugar a la rumiación.
Del mismo modo que mantener un pensamiento creando una rumiación o repetición del mismo puede crear emociones negativas en la persona como tristeza o ira. Pensar y reflexionar de vez en cuando nuestros actos y preocupaciones más diarias no es perjudicial ya que nos ayuda a seguir avanzando en nuestra vida. El problema viene cuando tras esas reflexiones normales se entra en un ciclo de repetición creando la rumiación. Se crea un círculo vicioso que puede llegar a ser muy angustioso para la persona que lo padece.
Los pensamientos repetitivos y negativos como ya he dicho pueden llegar a ser muy molestos e incómodos para esa persona. Por eso existen determinadas técnicas para poder rebajar esa tensión tratando de romper ese círculo que se ha creado. Se puede tratar de distraerse, parar el pensamiento en seco, crear pensamientos alternativos más adaptativos, practicar algún tipo de relajación, etc.
En los casos más extremos y prolongados en el tiempo se puede llegar a padecer trastornos de ansiedad, estrés, depresiones, trastornos alimentarios, o abuso de sustancias. Por lo que lo mejor es acudir a un psicólogo o profesional de la psicología si las preocupaciones interrumpen en su vida diaria y generan gran malestar a esa persona y/o a su entorno.
https://moonlightpsychology.com
Email Síguenos – Follow us:
19/10/16 at 18:48
[…] y los negativos pueden llegar a convertirse en rumiación generando gran malestar como ya vimos aquí.. Pero como también sabemos es inevitable pensar, y es que pensar al fin y al cabo es lo algo que […]
Me gustaMe gusta
24/02/16 at 10:20
[…] abdominal, meditación, etc. Controlando también los pensamientos intrusivos sin llegar a la rumiación. para no llegar en casos extremos al ataque de pánico. Generar pensamientos positivos y actitud […]
Me gustaMe gusta
31/01/16 at 09:15
[…] Dando vueltas sin parar: la rumiación […]
Me gustaMe gusta