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Creando burbujas en los niños

¿Están los niños hoy en día cada vez más mimados?. En algunos casos la respuesta es afirmativa. Son muchos los padres, que crean burbujas alrededor de sus hijos. Tienen miedo de que se hagan daño de alguna forma y los protegen hasta el exceso. Ya, hace mucho, se hablo aquí de los padres sobreprotectores con aquella publicación de: helicópteros, apisonadoras y otros guardaespaldas.

La protección de un hijo es algo natural, pero la sobreprotección y la creación de burbujas a su alrededor no es nada favorable. He visto en algunos niños como sus padres los hacen cada vez más niños, más pequeños de lo que en realidad son. Esto al final es perjudicial para ellos. Los primeros suspensos, las primeras frustraciones, son algo natural de la vida que deben experimentar por primera vez en algún momento.

A nadie le gusta ver a un niño llorar, pero a veces esos lloros son fruto de una frustración por no conseguir algo un juguete, un favor de un amigo o una buena nota. Los niños poco a poco deben ir aprendiendo por sí mismos, y aprender es a veces tropezar y caer para poder levantarse de nuevo. Ayudar y guiar a los niños está bien, y es lo que se debe hacer, protegerlos contra todo es imposible y crear burbujas en su vida puede ser más perjudicial que beneficioso, por lo tanto cuidado.

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Resumen: Educación (1)

La educación ha sido uno de los pilares fuertes de este blog. Y es que la psicología está muy relacionada con la educación. Hay mucha psicología en las aulas aunque no lo parezca. Son varias las publicaciones que ha habido sobre educación: noticias, artículos, consejos, cuentos, etc. Sí te has perdido alguna, este es el momento de recuperar esas publicaciones con una pequeña selección. Aquí las tienes:

  1. Controlando el acoso escolar: Cómo se trata de controlar el acoso escolar en las aulas españolas.
  2. Técnicas de estudio eficaces: Algunas de las técnicas que existen para estudiar más y mejor.
  3. La educación por sexos: Algunas escuelas tienen a chicos y chicas separados, hablamos sobre eso.
  4. Las malas notas: Cómo afectan las malas notas a la familia.
  5. Los tres leones: Un cuento precioso para pensar.
  6. Vuelta al cole: Qué hacer para volver al colegio con normalidad.
  7. El PIR: Conocemos esta oposición para psicólogos.
  8. Claves para hablar mejor con tus hijos: Algunos consejos.
  9. Consejos exámenes orales: Ayuda para esos momentos de estrés.
  10. Psicología en el extranjero: Para estudiar en el extranjero.
  11. Consejos selectividad: Consejos para superar esta prueba.
  12. Bachillerato y el estrés: Cómo afecta el estrés en estos cursos.
  13. Tipos de padres: ¿Qué tipo de padre eres?
  14. Pegatina Spiderman: Conocemos las fichas de la economía de fichas.
  15. El niño y la rabieta: Las rabietas de los más pequeños.

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Cuentos para pensar: El traje del emperador

Esta vez un cuento que a mí siempre me ha gustado. Recuerdo una vez que lo usé con un grupo de niños para trabajar la mentira y la confianza, fue todo un acierto y gustó mucho. Espero que también os guste tanto como a ellos. El cuento nos habla de la importancia de decir las cosas a veces aunque no nos guste escucharlas o decirlas, también de las apariencias. Aparentar lo que no se es, o lo que no se tiene al final sólo perjudica y no ayuda nada.

Este cuento es El Traje del emperador o  también se llama El rey desnudo escrito por Hans Christian Andersen.

El traje del Emperador (Hans Christian Andersen)

Hace muchos años había un Emperador tan aficionado a los trajes nuevos, que gastaba todas sus rentas en vestir con la máxima elegancia.

No se interesaba por sus soldados ni por el teatro, ni le gustaba salir de paseo por el campo, a menos que fuera para lucir sus trajes nuevos. Tenía un vestido distinto para cada hora del día, y de la misma manera que se dice de un rey: “Está en el Consejo”, de nuestro hombre se decía: “El Emperador está en el vestuario”.

La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.

-¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los tuviese, podría averiguar qué funcionarios del reino son ineptos para el cargo que ocupan. Podría distinguir entre los inteligentes y los tontos. Nada, que se pongan enseguida a tejer la tela-. Y mandó abonar a los dos pícaros un buen adelanto en metálico, para que pusieran manos a la obra cuanto antes.

Ellos montaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy entrada la noche.

«Me gustaría saber si avanzan con la tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo tenía un tanto cohibido, a saber, que un hombre que fuera estúpido o inepto para su cargo no podría ver lo que estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse de cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y todos estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era estúpido o incapaz.

«Enviaré a mi viejo ministro a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre honrado y el más indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay quien desempeñe el cargo como él».

El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada por los dos embaucadores, los cuales seguían trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo nada!». Sin embargo, no soltó palabra.

Los dos fulleros le rogaron que se acercase y le preguntaron si no encontraba magníficos el color y el dibujo. Le señalaban el telar vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, pero sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. ¿Seré tonto acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo. ¿Es posible que sea inútil para el cargo? No, desde luego no puedo decir que no he visto la tela».

-¿Qué? ¿No dice Vuecencia nada del tejido? -preguntó uno de los tejedores.

-¡Oh, precioso, maravilloso! -respondió el viejo ministro mirando a través de los lentes-. ¡Qué dibujo y qué colores! Desde luego, diré al Emperador que me ha gustado extraordinariamente.

-Nos da una buena alegría -respondieron los dos tejedores, dándole los nombres de los colores y describiéndole el raro dibujo. El viejo tuvo buen cuidado de quedarse las explicaciones en la memoria para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.

Los estafadores pidieron entonces más dinero, seda y oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Todo fue a parar a sus bolsillos, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como antes, trabajando en las máquinas vacías.

Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.

-¿Verdad que es una tela bonita? -preguntaron los dos tramposos, señalando y explicando el precioso dibujo que no existía.

«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo suelto. Sería muy fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que no veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio dibujo.

-¡Es digno de admiración! -dijo al Emperador.

Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela, tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios de marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados.

-¿Verdad que es admirable? -preguntaron los dos honrados dignatarios-. Fíjese Vuestra Majestad en estos colores y estos dibujos -y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.

«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré tan tonto? ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso».

-¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería confesar que no veía nada.

Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era exclamar, como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-, y le aconsejaron que estrenase los vestidos confeccionados con aquella tela en la procesión que debía celebrarse próximamente. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella.

El Emperador concedió una condecoración a cada uno de los dos bribones para que se las prendieran en el ojal, y los nombró tejedores imperiales.

Durante toda la noche que precedió al día de la fiesta, los dos embaucadores estuvieron levantados, con dieciséis lámparas encendidas, para que la gente viese que trabajaban activamente en la confección de los nuevos vestidos del Soberano. Simularon quitar la tela del telar, cortarla con grandes tijeras y coserla con agujas sin hebra; finalmente, dijeron: -¡Por fin, el vestido está listo!

Llegó el Emperador en compañía de sus caballeros principales, y los dos truhanes, levantando los brazos como si sostuviesen algo, dijeron:

-Esto son los pantalones. Ahí está la casaca. -Aquí tienen el manto… Las prendas son ligeras como si fuesen de telaraña; uno creería no llevar nada sobre el cuerpo, mas precisamente esto es lo bueno de la tela.

-¡Sí! -asintieron todos los cortesanos, a pesar de que no veían nada, pues nada había.

-¿Quiere dignarse Vuestra Majestad quitarse el traje que lleva -dijeron los dos bribones- para que podamos vestirle el nuevo delante del espejo?

Quitose el Emperador sus prendas, y los dos simularon ponerle las diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían haber terminado poco antes. Y cogiendo al Emperador por la cintura, hicieron como si le atasen algo, la cola seguramente; y el Monarca todo era dar vueltas ante el espejo.

-¡Dios, y qué bien le sienta, le va estupendamente! -exclamaban todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje precioso!

-El palio bajo el cual irá Vuestra Majestad durante la procesión, aguarda ya en la calle – anunció el maestro de Ceremonias.

-Muy bien, estoy a punto -dijo el Emperador-. ¿Verdad que me sienta bien? – y volviose una vez más de cara al espejo, para que todos creyeran que veía el vestido.

Los ayudas de cámara encargados de sostener la cola bajaron las manos al suelo como para levantarla, y avanzaron con ademán de sostener algo en el aire; por nada del mundo hubieran confesado que no veían nada. Y de este modo echó a andar el Emperador bajo el magnífico palio, mientras el gentío, desde la calle y las ventanas, decía:

-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!

Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.

-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.

-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.

-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!

-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.

Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.

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Guía para menores sobre violencia

He encontrado esta guía más que interesante de la ONG Unicef, que creo que no hace falta presentar ya que todo el mundo debe conocerla. Se trata de una guía para menores sobre la violencia, con buenas explicaciones y actividades para trabajar este tema. Unicef suele tener buenas guías para todo y es bueno de vez en cuando echar un vistazo para ver que nos pueden ofrecer.

Para acceder a la guía pincha aquí.

Picture by Ryan McGuire

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La economía de fichas

Las conductas de los niños (y a veces no tan niños) suelen traer de cabeza a algunos padres, profesores, tutores, y demás personas que tienen trato con menores. Trabajar y/o tratar con menores no siempre es tarea fácil. En muchos momentos además de traer de cabeza su comportamiento dista mucho del comportamiento ideal que se quiere conseguir: bien hacen cosas mal, bien no las hacen o no hacen lo que queremos los adultos. Entonces surgen distintas técnicas que pueden ayudar y servir en estos momentos. Es ese el momento de aplicar las denominadas técnicas de modificación de conducta en los menores aunque también se aplican en adultos. Una de ellas es la economía de fichas (token economy) que tiene un uso extendido especialmente en las aulas con niños pequeños aunque también en otros lugares y contextos.

La economía de fichas parece por su nombre que se trata de un juego de apuesta en el que se va a apostar alguna cosa con el riesgo de perder. Y en realidad, aunque no es eso, es algo similar. Sirviendo esto de metáfora de lo que es realmente la economía de fichas. Veamos que es.

Picture by Ryan McGuire

¿Qué es la economía de fichas?

Es una técnica de modificación de conducta. Cómo su nombre indica sirve para modificar la conducta o adaptarla a unos patrones adecuados al contexto y situación en la que se encuentre la persona a la que se va a realizar la economía de fichas.

Es un método sencillo que se complica hasta dónde la persona que va a hacer la economía de fichas quiera y/o sepa. Se definen una serie de conductas que quieren mejorarse, suprimirse, o añadir otras nuevas que no se han adquirido previamente. Se debe tener cuidado con como se formulen, se tienden a formular las conductas en tono negativo: no hacer esto, no hacer esto otro. Es mejor en tono positivo, con propuestas alternativas o de mejora de la conducta.

Para llegar hasta eso se establecen una serie de premios y de castigos por la consecución o no de esas conductas (a extinguir, instaurar o mejorar). De acuerdo siempre al criterio de la persona que hace la economía de fichas pero en acuerdo con la persona que va a ser el objeto de la economía en sí. Es decir, se llega a un acuerdo. No vas a poner un premio de jugar a la videoconsola si al niño (o al adulto) al que aplicas la economía de fichas no le gusta. Es decir los premios se valorarán con el niño como por ejemplo: ver su película favorita, o ir al parque. Y los castigos también (aunque sea complicado llegar a un acuerdo) como por ejemplo: quedarse sin el ordenador, sin ver la televisión o sin ir al parque. Se puede especificar tanto en castigos como en premios la duración de los mismos siendo coherentes y equilibrados en los mismos. Esto es importante, cosas que se pueden conseguir y/o hacer tanto en premios como en castigos. Es decir que se cumpla todo: premios y castigos.

Los premios y los castigos se consiguen a través de las fichas (de ahí su nombre) que suelen ser pegatinas en los niños, aunque pueden ser otras cosas también. Se acuerda el número de fichas que se necesitan para llegar a ambas cosas en las distintas conductas que se quieren realizar.

¿Cuándo se realiza?

Los niños hay muchas ocasiones en las que no se portan bien, a veces queriendo, a veces sin querer, pero normalmente es porque necesitan normas que modulen su conducta. Muchos padres, y muchos adultos en general creen que las normas constituyen familias rígidas o persons rígidas. Las normas hacen que los niños (y los adultos) consigan estar dentro del grupo en el que se encuentren de manera apropiada (una clase, el colegio, la clase de natación, en casa, en el trabajo, etc). La economía al premiar (y castigar) sus conductas va a mostrarle lo que está bien y lo que está mal.

Cuando haya conductas disruptivas que rompan la dinámica normal de la clase, de la familia, del grupo en el que esté el niño, etc. Por ejemplo: molestar en clase, no hacer los deberes a tiempo, no irse a dormir a la hora que toca, no comer bien, no lavarse los dientes, no recoger los juguetes, pegar, insultar, etc. Pueden ser muchas las opciones y todo esto es las conductas a modificar. Es importante que sean en positivo la redacción de las conductas. Este apartado es algo complicado para principiantes por lo que se tratará más adelante.

¿Dónde se realiza?

En los colegios y escuelas infantiles es habitual encontrarse con diferentes economías de fichas para lograr una correcta atención de los niños. Sino pensad, ¿por qué se les da tantas pegatinas a los niños? (a veces buenas y a veces malas). También se puede realizar en terapias psicológicas con menores para solucionar distintas conductas con la colaboración siempre de los padres. Los propios padres pueden aprender a realizar esta técnica previo entrenamiento (sí es posible). Y otros muchos lugares.

¿Quién puede poner la economía de fichas en marcha?

Suelen ser psicólogos, pedagogos, orientadores, profesores, tutores y padres, previa formación mínima en la economía de fichas.

¿A quién se le puede hacer una economía de fichas?

Normalmente se hace a niños, de forma individual o en grupo (es lo más común), aunque también se puede a hacer a adultos. Según el contexto en el que se realice y el grupo al que vaya destinado será de una u otra forma.

¿Qué son las fichas?

Las fichas suelen ser pegatinas que van a hacer llegar a los premios y a las conductas. Prácticamente al principio de este blog ya hubo una entrada sobre las fichas y pegatinas que se utilizaban en la economía de fichas. El post era este: La pegatina de Spiderman. Pincha encima si quieres refrescarlo o verlo por primera vez.

Espero que este resumen y presentación breve de la economía de fichas ayude a todos. Y recordad que sólo son niños.

Fichas de casino de colores

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